[textmarker color=»C24000″ type=»text color»]“Yo invito, tú pagas”[/textmarker]

Esta parece que sea la frase marcada a fuego y a modo de resumen que las redes sociales envían junto a las “condiciones de uso” eternas. ¿Aceptas o aceptas? A cambio te dan una plataforma «¿gratuita?» para conectar con nuestros amigos, encontrar personas del pasado, ligar y hasta cotillear la vida de nuestros conocidos.

Mi abuelo siempre me decía (y qué sabio era) que no hay duros a cuatro pesetas. Si alguien te regala algo no es por su bondad altruista, seguramente tarde o temprano te pedirá algo.

[textmarker color=»C24000″ type=»text color»]¿Prefieres pagar en dinero o con tus datos?[/textmarker]

Esta es la segunda pregunta que percibimos cuando nos damos cuenta que están usando nuestros datos para venderlos a empresas externas con fines comerciales.

No debemos olvidar que estamos tratando con empresas que buscan su beneficio económico para su supervivencia. Es por este motivo que bajo el paraguas de la gratuidad debe haber una rentabilidad y un servicio. El servicio lo tenemos claro y todos estamos de acuerdo una vez nos hacemos el perfil de usuario. ¿Qué pasa con el fin empresarial?[blocktext align=»right»][textmarker color=»C24000″ type=»text color»]Servicios gratuitos con fines empresariales[/textmarker][/blocktext]

Las bases de datos de las redes sociales son las encuestas a pie de calle del pasado. Una herramienta idónea para segmentar y ofrecer productos más afines a nuestros clientes. Y desde siempre han sido vendidas. La diferencia es que ahora te dan algo a cambio, antes solamente perdías entre 5 y 20 minutos respondiendo a preguntas menos que más exactas.

Además, con estas preferencias/likes/follows/seguidores/geolocalización/pins/fotos conseguimos  que las empresas nos ofrezcan productos afines a nuestros gustos. Evitar anuncios masivos de productos que ni te han interesado, ni te interesan, ni te interesarán.

Si quiero que algo no se sepa en el mundo offline: ¡NO LO DIGO! Si algo no quiero que se sepa en el mundo online ni que las empresas sepan de mí: ¡no lo cuelgo!

[textmarker color=»C24000″ type=»text color»]No debemos colgar aquello que no queremos que se sepa[/textmarker], igual que no contaríamos un secreto que no queremos que se difunda. Todo lo que cuelgues debe ser susceptible de ser publicado y no debe dañar tu imagen.

Tómate tu tiempo para pensar tu imagen 2.0, cuál es la imagen que quieres proyectar y publica en consonancia a ello.