Empieza un año nuevo. Y los que me conocen bien, como mi amigo Joan Martín, saben que me gusta ponerme objetivos y propósitos cada vez que estrenamos dígito. Pero ya os lo conté hace justo 12 meses en el post en el que os daba consejos para controlar vuestra reputación.

Este año, ya que Joan me ha vuelto a delegar a mí estrenar el blog del 2020, me gustaría compartir una reflexión. Porque el tiempo pasa muy deprisa y parecía ayer cuando nos enfrentábamos al cambio de siglo. Muchas eran las expectativas puestas en ello, basadas en la ciencia ficción de algunas películas futuristas. Seguro que si repasamos encuestas de aquella época muchos habríamos afirmado que en 2020 ya podríamos viajar a la Luna, que los coches volarían y se conducirían solos.

Pero seguro que nadie habría previsto que el gran cambio lo dio una manera de hacer: internet, cuando por aquel entonces nos conectábamos con la línea telefónica de casa mientras nuestra madre nos reñía porque estábamos mucho rato ocupando la línea. Hemos cambiado los hábitos y gracias a genios como por ejemplo Steve Jobs. Si la revolución industrial lleva el sello de Henry Ford, la que estamos viviendo nosotros lleva la de Jobs.

Ford no hizo un caballo más rápido que era lo que la sociedad reclamaba. Inventó el automóvil. Jobs no hizo un móvil más pequeño o metido en la oreja con un chip, inventó el smartphone y la manera de entender la comunicación.

Si pudiéramos hablar con alguien de finales del siglo XIX nos diría que en ese momento de la revolución industrial había muchas teorías opuestas, gente que vería las máquinas como al mismo diablo, experimentos fallidos y una sensación muy parecida a la actual. Pero con el tiempo todo se asienta.

Y en esta década (o decenio) que empezamos estoy seguro de que será el de que las cosas se pongan en su sitio, se unifiquen criterios, las redes sociales encuentren su espacio y la forma de ver la televisión o escuchar la radio se estandarice. Será el momento en que la generación Z empezará a tener puestos de responsabilidad y veremos si son capaces de poner orden y de salvar un planeta que nosotros no hemos hecho mucho por cuidarlo.

Será apasionante, y nosotros, desde nuestra empresa, negocio o marca personal debemos observar y anticipar. Porque acertar la buena rueda será crucial para triunfar. No es fácil, claro que no. Pero os aseguro que será apasionante.