Cambiar tu producto a petición del cliente. ¿Sí o no? Esta semana en el blog de Marficom abrimos este apasionante debate. Como en la mayoría de casos no es un blanco o negro, sino que acepta matices. Y tú, ¿eres de vender o exigir tu calidad?

Una anécdota de Joan Martín da pie al debate en el podcast semanal Caviar Online. Joan pidió un te con leche en una tetería de Madrid y se negaron porque la receta del te exigía saboreralo sin añadirle leche. El local estaba vacío y en este caso el cliente optó por irse a otro sitio. ¿Se equivocó el negocio por no adaptarse al cliente? Aquí entra el debate. «Tienes que entender dónde está el límite«, añadía Carles Fité.

Cambiar o no un producto depende de muchos factores. Si tienes un negocio con un nicho pequeño o un producto de características únicas es más difícil cambiar, pero en general los nuevos tiempos apuntan a las empresas adaptándose al cliente y no al revés. Es decir, lo contrario a lo que hizo la tetería. Las 4 P’s sagradas del marketing (Product, Price, Placement y Promotion) hace tiempo que quedaron desfasadas. O dejaron de ser ley sagrada porque el consumo ha cambiado. Las empresas ponen ahora el foco en las necesidades del cliente y en conocer cómo satisfacerlas.

«Si abres un negocio es pensando en el cliente. Si no, hazte un blog«, sentencia Joan Martín. Podemos entrar en matices sobre las diferencias entre negocios de atención al público, como una tetería, o empresas. Pero en este segundo grupo la realidad es que muchos negocios exitosos ya tienen implementada una estrategia de modificación de producto. Es la forma de adaptarse a los cambios en los consumidores y a la necesudad de ajustar gastos para una mayor rentabilidad. También es una forma de adaptarse al mercado, con modificaciones que puedan alargar la vida del producto/servicio o captar nuevos consumidores (con actualizaciones de producto por ejemplo).

Cambiar tu producto ar petición del cliente. ¿Sí o no? Pues como vemos en la mayoría de ocasiones nos decantaríamos hacia el sí. Con límites y matices. No puedes perder la calidad, los valores o la esencia de tu producto porque se irán a otro. Y el cliente también debe entender que hay límites. A veces, se puede buscar el camino intermedio. Por ejemplo, José Antonio Lechuga, oyente de Caviar Online, hubiera solucionado el caso de la tetería sirviéndolo con leche, pero añadiendo un vaso pequeño del te para que lo saborearán y (quizá) entendieran por qué se sirve solo. Ejemplo de atender al cliente sin renunciar a tu producto. No sabemos si a Joan le hubiera gustado el te, pero no se habría ido de la tetería. Tetería a la que además no va a voler y recomendará a sus amistades que tampoc se acerquen. Es un caso más, pero en el debate que plantemaos hoy, ¿cambiarías tu producto a petición del cliente? Nos interesa tu opinión. ¡Te leemos!