Si has oído hablar de Clubhouse, enhorabuena, estás a la última en tecnología y esnobismo. Y si formas parte de esta aplicación, significa que tienes iPhone y que tienes buenos contactos que te han invitado a formar parte de ella.

Clubhouse es el Tik Tok de los adultos. La plataforma que hacía falta para que todos aquellos gurús y necesitados de protagonismo tuvieran algo de lo que hablar y presumir.

Pero si quitamos esta primera capa de ego, encontramos una aplicación revolucionaria y que puede cambiar algunos paradigmas de la comunicación y las redes sociales. Lo que parece claro es que si el 2020 era el año del video, el 2021 se perfila como el año de la voz.

Primero porque las grandes plataformas apuestan por el podcast y después porque Clubhouse solo es la aplicación con más renombre de otras del mismo estilo como Twitter Spaces, Fireside o Quilt.

Pero, ¿qué es Clubhouse? Una aplicación en la que solo se accede por invitación y disponible, de momento, solo en IOS, en la que hay diferentes salas donde la gente se reúne para hablar de cualquier tema que propongan y tu puedes acceder como oyente. Pero además, puedes levantar la mano y te pueden invitar a participar en la charla.

Solo audio. No se puede escribir más allá de lo que ponga tu biografía del perfil. Escuchas o hablas. Nada más. Y además, en directo. Sin opción a recuperar a la carta ningún contenido. Vamos, como la radio de toda la vida. Y eso es lo que más me sorprende.

Yo que me he criado con la radio y empecé a trabajar en ella a los 13 años en una emisora municipal, me sorprende que mucha gente descubra ahora su magia, su poder y su potencial. Clubhouse es una radio del siglo XXI. Llámale salas, llámale programas. Con un añadido. Antes abrían teléfonos de los oyentes, ahora puedes intervenir con un clic.

La radio nunca muere. Ya la quisieron matar con la aparición de la televisión y explicado magníficamente en aquella canción de The Buggles. Pero el audio siempre triunfa. Principalmente porque es muy generoso. El audio no quiere la exclusiva. El video te obliga a parar todo lo que estás haciendo y centrarte en él. El audio te comparte con otra actividad. Escuchas mientras cocinas, corres, planchas o limpias.

Y Clubhouse es una rama más de la radio. Además con esa magia de que no queda guardado para escucharlo cuando quieras. Lo que se dice, se dice. Como una obra de teatro, como una conversación en una sobremesa. Y eso da pie a la improvisación, a la espontaneidad, en definitiva, a la naturalidad y realidad.

Ahora está en auge y los gurús de turno se empeñan en poner normas, en filosofar y en descubrir la penicilina. No, salid y disfrutad. Entrad en Clubhouse y dejaros llevar por la magia de la voz.