[dropcaps]L[/dropcaps]as redes sociales han aportado al periodismo una mayor facilidad para llegar a todas partes, con lo que esto tiene de bueno y de malo. Es más fácil difundir un texto: más inmediato, más viral, más cómodo. Es más fácil saber qué piensa la audiencia de ese texto, porque la respuesta también es instantánea y el acceso del receptor al emisor es facilísimo. [blocktext align=»left»][textmarker color=»C24000″ type=»text color»]El exceso de crítica o de halago puede acabar condicionando el producto[/textmarker][/blocktext]Por un lado, si se sabe manejar bien, esto [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]supone disponer de una herramienta fabulosa para evaluar si se están consiguiendo los resultados esperados[/textmarker]. Por el otro, el exceso de crítica o de halago puede acabar condicionando el producto, aunque sea de manera inconsciente. Por ejemplo: si un cronista que intenta escribir desde la neutralidad es acusado de favorecer al Barcelona en sus escritos, puede autocensurarse cuando escriba su texto sobre el Barcelona-Real Madrid, no expresando puramente lo que piensa del partido, sino matizando sus palabras para que no parezca que, en efecto, los críticos tienen razón. Esto, a mi modo de ver, sería un error, ya que el comunicador debe ser natural. Debe estar abierto a la discusión y a la rectificación, pero el observador externo, que normalmente juzga desde unos puntos de vista o afecciones más marcadas y subjetivas que las del cronista, no puede modificar ni un átomo su interpretación diáfana y sincera.[blocktext align=»right»][textmarker color=»C24000″ type=»text color»]Universos que parecían lejanos están en el propio teléfono móvil[/textmarker][/blocktext]
[textmarker color=»C24000″ type=»text color»]El periodista también puede disfrutar,[/textmarker]gracias a las redes sociales, [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]de un acceso a la información mucho más sencillo que el que se tenía en el pasado[/textmarker]. Basta con bucear por la red, elegir unos cuantos tuiteros bien informados sobre asuntos muy específicos y concretos, y añadirlos al “timeline”. De este modo, universos que parecían lejanos están en el propio teléfono móvil. Pero ojo: la palabra clave aquí es “elegir”. Las redes sociales han provocado también una multiplicación exponencial de la información y es clave que el lector, ya sea consumidor en último término o un periodista que desee informarse para luego generar sus propios productos, [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]debe saber diferenciar muy bien qué fuentes son fiables y están bien informadas y qué fuentes lo son menos[/textmarker]. En realidad, esto no se diferencia demasiado del proceso de contrastar de toda la vida.
[blocktext align=»left»][textmarker color=»C24000″ type=»text color»]El 2.0 cambia el concepto de redacción de toda la vida[/textmarker][/blocktext]Por último, el 2.0 permite también que sensibilidades parecidas puedan conocerse, juntarse e iniciar proyectos comunes. Gente que sin estas herramientas nunca habría sabido que comparte maneras de entender el periodismo, o que sencillamente nunca habría llegado a cruzarse. El 2.0 cambia el concepto de redacción de toda la vida: [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]ya no es un lugar físico en el que se reúnen los compañeros de un mismo equipo de trabajo[/textmarker]. Ahora, una redacción puede estar dispersa: un miembro se conecta desde un Café con wifi en Barcelona, otro desde su piso de Manchester, otro desde una oficina en Coruña. Y esto no tiene nada de malo. Esto amplía posibilidades. Luego, claro está, [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]las oportunidades hay que saber aprovecharlas[/textmarker].
*Axel Torres es periodista de GolTV donde comenta partidos y presenta y dirige Planeta Axel. También trabaja en Radio Marca dirigiendo y presentando Marcador Internacional y es el responsable del portal www.marcadorint.com.