[dropcaps]Según Wikipedia [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]“código QR”[/textmarker] o [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]«código de respuesta rápida»[/textmarker] es un módulo útil para almacenar información en una matriz de puntos o un código de barras bidimensional creado en 1994 por la compañía japonesa Denso Wave, subsidiaria de Toyota. Se caracteriza por los tres cuadrados que se encuentran en las esquinas y que permiten detectar la posición del código al lector. El objetivo en sus inicios era que el código permitiera que su contenido se leyera a alta velocidad. Los códigos QR son muy comunes en Japón y de hecho son el código bidimensional más popular en ese país.[/dropcaps]
Cada código QR [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]te dirige a una página web que previamente has seleccionado[/textmarker]. Existen miles de generadores de QR por la red muy fáciles de usar.
Una vez ya sabemos su definición, [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]debemos dotar de significado su uso[/textmarker]. No tiene ningún sentido dirigirlo a tu propia web o a contenido llano y previsible. El usuario tardará lo mismo entrando en el navegador para teclear la web que abriendo la app y haciendo la foto.
El código QR debe [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]sorprender[/textmarker] al usuario, aprovechar para ofrecer [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]contenido nuevo[/textmarker], un [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]valor añadido[/textmarker] al soporte donde está ubicado.
En este blog siempre insistimos en el valor añadido que debemos aportar a nuestra marca 2.0 para mejorar nuestra reputación online. Para[textmarker color=»C24000″ type=»text color»] generar ruido de calidad en la red[/textmarker] debemos dotarnos de todo tipo de herramientas como redes sociales o elementos interactivos como pudiera ser el código QR.
[textmarker color=»C24000″ type=»text color»]La potencia sin control no sirve de nada.[/textmarker] Debemos tener muy claro qué queremos conseguir y cómo la vamos a controlar.
Aquí os dejo algunos [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]ejemplos que sorprenderán y crearán impacto[/textmarker] en nuestros clientes, pero hay muchos más que os invitamos a recomendar en los comentarios de este post:
– En las[textmarker color=»C24000″ type=»text color»] facturas[/textmarker] de tu empresa: nuestro cliente haciendo una foto al código QR puede realizar una encuesta de satisfacción sobre el producto o servicio.
– En la [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]etiqueta[/textmarker] de un vino: Ampliará la información sobre la elaboración y características del vino.
– En los [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]manteles[/textmarker] de un restaurante: Haciendo la foto al código QR abrirá una página dónde podrá compartir en redes sociales su ubicación y comentario sobre el restaurante. Si lo realiza y lo enseña a la hora de pedir la cuenta tiene el café gratis.
– En los[textmarker color=»C24000″ type=»text color»] museos[/textmarker]: En cada obra de arte un código QR que ofrece material interactivo y/o comentarios del autor sobre lo que estamos viendo.
– En la[textmarker color=»C24000″ type=»text color»] etiqueta[/textmarker] de las prendas de ropa: Dirigido a una landing page que ofrece todas las combinaciones posibles con esa prenda y sugiere complementos dentro de la misma colección.
Y algunos de los [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]errores más desastrosos[/textmarker] y que nunca podemos cometer:
– No abuses de los códigos:
– No puede ser complicado de obtener.
– Conducir y leer el QR puede ser peligroso.
– Inutilizarlo por no tener presente la ubicación.
– No parece muy buena idea.
– Difícil de conseguir.
– En 2012 la empresa Inside decidió crear un código QR dónde lo dirigia a una página no adaptada a móviles.