Para nadie es un secreto que la información se dispersa rápidamente a través de las múltiples plataformas online, especialmente las redes sociales. Sin embargo, con tal cantidad de información y con la facilidad que tenemos para manipular imágenes y videos, es inevitable la aparición de bulos o fake news, que se difunden con la intención de engañar o manipular a la audiencia.
A menudo, estos bulos son creados y difundidos premeditadamente con motivaciones políticas, económicas o simplemente para generar controversia. Lo preocupante es lo rápido que pueden propagarse, aprovechando la viralidad de las redes sociales y los medios de comunicación.
Con la rapidez con la que compartimos las noticias, distinguir lo real de lo falso, se convierte en una tarea difícil. Además, las personas tenemos una predisposición a creer en información alineada con nuestras creencias preexistentes, lo que puede hacer que caigamos en la trampa de los bulos con mayor facilidad, sin siquiera cuestionar su veracidad.
La reciente aparición de «Trini», una supuesta influencer que se ha vuelto viral en TikTok y en otras redes sociales, es un claro ejemplo de cómo la desinformación puede convertirse en un fenómeno masivo en cuestión de pocas horas. Pero, ¿quién es Trini y qué le ha pasado? ¿Quién está detrás de todo esto?
La historia de Trini
Trini, la falsa influencer de la que tanto se habla, nunca ha existido. Fue un “experimento” creado por Marcos de Vicente, también conocido como @Kappah en redes sociales. Este estudiante de cine, con nada menos que dos millones de seguidores, decidió inventar una polémica sin fundamentos, alentando a todos sus seguidores a difundirla por la red. Sin ningún argumento sólido, el rumor sobre Trini se extendió rápidamente, demostrando la facilidad con la que la información falsa puede coger relevancia en las redes sociales.
Muchos otros influencers se unieron al reto, hablando y comentando a cerca de «lo que había hecho Trini« en sus redes, difundiendo el falso rumor entre sus comunidades, y así muchos de sus seguidores siguieron extendiéndolo, a su vez, por toda la red. Empresas como Bizum o Universal Pictures España también hicieron publicaciones al respecto diciendo que se desvinculaban de esta persona y que lo que había hecho no representaba los valores de sus marcas. El nombre de Trini paso a ser tendencia no solo en España, viralizándose también en varios países de Latinoamérica, como México, Argentina o Colombia.
Lo peor, es que ni siquiera había un motivo claro sobre porqué hablar de Trini, porque nadie sabía al 100% de quién o de que se estaba hablando, lo que era evidente es que la gente quería formar parte del famoso trend. El caso de Trini demuestra como la sociedad actual acepta ciegamente información simplemente porque esté de moda.
Esto nos lleva a reflexionar sobre la gran responsabilidad que todos tenemos al compartir cualquier tipo de información. Como usuarios de las redes sociales, tenemos el poder de influir en la percepción pública y debemos ser conscientes del impacto de nuestras acciones.
La desinformación impulsada por la IA
El bulo protagonizado por Trini es solo uno más de los muchos que se han viralizado a lo largo del tiempo, algunos hasta graciosos, como el de un guardia real británico tocando una canción del artista Quevedo desde el techo de Buckingham Palace o el lanzamiento de una Barbie peluda.
El pasado año 2023 nos trajo el desafío de enfrentar nuevos bulos generados con IA generativa, que se suman a las estrategias de propaganda y desinformación. El Papa con un abrigo acolchado, Donald Trump arrestado o Vladímir Putin arrodillado ante Xi Jinping son solo ejemplos de fotografías generadas con esta tecnología como si fueran reales y nos muestran el nivel de engaño al que estamos sometidos y el que aún está por venir. Con las distintas herramientas de IA podemos crear imágenes muy realistas, pero es cierto que aún contienen fallos, aunque a veces sean casi imperceptibles. Gracias a herramientas como Hugging Face somos capaces de detectar el origen de las imágenes y saber así si son originales o simplemente un deepfake.
Además de las fotografías, también han aparecido vídeos con contenido digitalmente manipulado, como el deepfake del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, con el objetivo de difundir información falsa. La desinformación mediante la IA tuvo su espacio en la guerra de Rusia y Ucrania a través de un video que mostraba al presidente exponiendo su rendición ante las tropas rusas y fue retransmitido en un canal nacional.
El impacto que esto puede provocar en medio de un conflicto bélico puede ser devastador y tener consecuencias graves. Este tipo de vídeos manipulados pueden sembrar confusión, desconfianza y pánico entre la población y los líderes políticos y militares, lo que dificulta la toma de decisiones informadas y coherentes. Además, pueden ser utilizados como herramientas de propaganda para manipular la opinión pública nacional e internacional y justificar acciones militares agresivas.
Es importante tomar medidas para detectar y contrarrestar la propagación de este tipo de contenido falso y proteger la integridad de la información, sobre todo en tiempos de guerra, ya que puede llevar a una escalada del conflicto y a un aumento de la violencia y el sufrimiento humano. Este es un ejemplo claro de los daños que puede llegar a generar esto en las personas que reciben el falso video y de como la desinformación o aclaración a todo lo ocurrido se hace más difícil porque genera menos impacto, casi frustración cuando te das cuenta de que la noticia era falsa.
Nuestro papel como usuarios
El bulo de Trini o el deepfake de Zelenski nos recuerda la fragilidad de los medios y las redes sociales y la necesidad de ser cuidadosos al consumir y compartir la información online. Cada acción que tomamos en las redes sociales tiene un impacto, y como usuarios es nuestra responsabilidad asegurarnos de que sea positivo y constructivo.
En el caso Trini, afortunadamente no existe este personaje y nadie ha salido perjudicado directamente, pero en otros casos, como el del presidente, sí, ya que es una figura pública y reconocida a nivel mundial. Señalar a alguien de algo que no ha hecho puede acabar arruinando su reputación o peor aún, provocar consecuencias legales o incluso físicas para esa persona. La difusión de información falsa puede causar daños irreparables en la vida personal y profesional del individuo afectado, así como en su salud mental y emocional.
Debemos promover un entorno digital más informado y consciente. Estas historias son un recordatorio de la importancia de la verificación de los hechos y el pensamiento crítico, en un mundo donde la información puede ser fácilmente inventada o manipulada. La falta de investigación previa y la aceptación ciega de lo que está de moda contribuyen a la difusión de bulos y desinformación. Los usuarios debemos combatirlos en un entorno saturado de información y construir así una comunidad más confiable y responsable.
Recuerda que por mucho que una mentira sea repetida mil veces, no convierte la mentira en algo verdadero.
[…] gubernamentales sobre temas críticos, desde la protección de datos hasta la proliferación de bulos y desinformación, así como la posible formación de monopolios que limitarían la competencia en el mercado […]