Cada año, por esta época, me gusta inaugurar el blog de Marficom para poder compartir con vosotros los propósitos que me pongo para el año que empezamos. Cada 1 de enero escojo una serie de objetivos para llevar a cabo a lo largo de los siguientes 365 días. Propósitos de toda índole, desde los clásicos de hacer más ejercicio hasta los modernos de no utilizar tanto el teléfono móvil. Y cierto es que me lo tomo en serio y lo voy cumpliendo. Pandemia mediante, claro.

Este año, iba a hacer lo mismo. Y uno de ellos, ya os lo adelanto, era leer más. Y cosas más allá del marketing. Y lo empecé a hacer precisamente el primer día del año. No preguntes cómo, me topé con un libro que llamó la atención por su título: «Cómo fracasar en casi todo y aún así triunfar» de Scott Adams. Vale, no se aleja mucho del marketing pero tampoco se pueden cumplir los objetivos al 100×100 y desde el primer minuto. Total, que empiezo a leerlo y con lo primero que me encuentro es con esta frase, en la página 9 y en destacado: «Las metas son para perdedores«.

Empezamos bien. Ya se carga la intención de este post, y más importante, mis ilusiones y metas para este 2022. Digo ilusiones porque estos pequeños retos, me motivan y me hacen sentir vivo. Pero el amigo Adams dice que soy un perdedor. Adams, por cierto, es un famoso dibujante de tiras cómicas estadounidense al que no le ha ido nada mal en la vida. Tras el enfado inicial, o más bien, mi estado de sorpresa total, sigo leyendo. Y poco a poco voy entiendo lo que quiere decir el bueno de Scott. Spoiler: y reconozco que puede llegar a tener razón.

Ponerse objetivos muy concretos puede llevar a frustraciones. Si quiero perder 10 kilos y no lo consigo, o leer un libro al mes pero no tengo tiempo, o viajar más pero la pandemia, la economía o el trabajo me lo impiden; estos propósitos se convertirán en pequeños fracasos y me puede llegar a dar la sensación de ser un perdedor. Se lo compro. Porque además propone una alternativa: en lugar de ponernos propósitos, vamos a ponernos hábitos. Vamos a intentar a acostumbrarnos a introducir estos objetivos en nuestra nueva vida que empieza este año. Así no serán metas concretas, sino hábitos mejores. Vale, me está quedando un poco artículo de autoayuda que no es para nada mi estilo, pero me convenció y tenía que adaptar mis propósitos a hábitos.

Y ahí voy. Para este año que empieza vamos a intentar cambiar o implantar nuevos hábitos que nos hagan sentir mejor. Desde los clásicos, que este año también está, como dedicar más tiempo a hacer deporte, andar, correr, pasear, ir en bici… pero más deporte y menos sofá. Hasta los más modernos, en lugar de coger el móvil y perderme por las redes sociales o las rebajas de Amazon, puedo coger un libro y leer o una libreta y un bolígrafo y escribir.

Es cierto que no hace falta hacerlo el 1 de enero, pero para aquellos que vamos muy liados durante el resto del año, aprovechamos este parón para recapitular y ordenarnos un poco. También en agosto es buena época para hacer balance. Va, aquí van algunos de mis nuevos hábitos:

  • Volver a usar una agenda de mano, con el bolígrafo de toda la vida.
  • Sonreír más. Seguro que lo agradeceré.
  • Valorar las pequeñas cosas. Se lo merecen.
  • Levantar la cabeza y observar más. Así me perderé menos cosas de las que me rodean.

Estos son algunos de mis hábitos para este 2022, ¿y los tuyos? ¿Te ha convencido también la teoría de Scott Adams?