Vivimos en una revolución digital absoluta. Sin darnos cuenta hubo un día que dejamos de despertarnos con el despertado habitual y pasamos a usar la alarma del móvil. No sabríamos decir cuándo fue la última vez que fuimos a revelar un carrete de fotografías. Incluso cuando decidimos apostar por una cámara digital que tenemos olvidada porque ya hacemos las fotos con el móvil.
Pero ese aparato que estaba inicialmente pensado para llamar y comunicarnos desde cualquier sitio sin necesidad de buscar una cabina telefónica ahora es mucho más que eso. Es nuestro correo electrónico, nuestras redes sociales, nuestros mapas, nuestro calendario, nuestra cámara de fotos, nuestra agenda… Lo es casi todo y lo llevamos encima y lo tenemos a un solo clic. Nos impacientamos si no tenemos cobertura, si la web tarda en cargar o si la aplicación va más lenta de lo habitual.
Y el hecho de la inmediatez, de quererlo todo al momento y llevar siempre encima todos los complementos nos ha hecho pensar que la dependencia del móvil es total y absoluta. Y no es verdad. No lo necesitamos tanto como nos parece. Porque nos creemos que si no tenemos el móvil encima nos vamos a perder algo y no es así.
Qué sería más grave para vosotros ¿dejaros el móvil en casa o la cartera? ¿Volveríais a casa si os habéis olvidado el móvil? Os propongo un ejercicio: salid de casa conscientemente sin el móvil. Id a comer, a pasear, a hacer recados. Volved y veréis que tenéis mensajes, mails o incluso llamadas pero no se ha producido una crisis mundial por ello. Los puedes responder aunque sea una o dos horas más tarde.
Y habremos conseguido una cosa casi imposible: andar por la calle mirando a la gente, el paisaje, las casas. Sin tener la mirada enganchada al móvil. Igual pensáis que estoy exagerando, que vosotros no sois así, pero os vuelvo a hacer una pregunta: ¿qué es lo primero que hacéis al levantaros? Exacto, mirar el móvil. Con la excusa de parar la alarma o de quitar el modo avión quien duerma con ello, ya repasa redes sociales, correo o mensajería instantánea.
El Smartphone es uno de los mejores inventos de la humanidad. Nos hace la vida más fácil, nos permite estar comunicados y compartir un montón de experiencias. Pero ante todo somos personas, no lo olvidemos. No dejemos que las máquinas nos dominen.
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