Me gusta el transporte público porque puedes observar el comportamiento humano y comparar generaciones. ¿Qué hace la gente cuando se desplaza de un lugar a otro sin estar obligado a nada? ¿Móvil? ¿Periódico? ¿Hablar? ¿Observar? E incluso, a veces, me gusta también imaginarme la vida de aquellos que me acompañan y no conozco. Esta vez me ha sorprendido una chica joven, unos 20 años, viajaba sola, sentada justo en el asiento de enfrente.
Su trayecto habrá durado, aproximadamente, 30 minutos y 20 de ellos se los ha pasado haciéndose selfies, uno tras otro, en diferentes posturas y poniendo cara para averiguar cuál era la que más le favorecía.
Me ha llamado la atención con la naturalidad que realizaba esas fotografías, sin disimular. Para los jóvenes actuales es NORMAL utilizar el móvil para enviar contenido audiovisual a sus amigos, incluso con filtros y postureando. No les da vergüenza, no es algo raro, no existe la intimidad tal cual nos han enseñado en el colegio.
Actualmente, los jóvenes tienen una intimidad muy selecta. Muestran todo lo que hacen y se reservan una pequeña parte que guardan como un tesoro. Hasta ahora, todo lo guardábamos y solo enseñábamos una pequeña parte.
Las tornas se giran. Una cosa no es mejor que otra, pero sí debemos entender las dos para empatizar y actuar/pensar.
¿Es mejor tener una intimidad selecta o una eximidad selecta? Guardar demasiado nos hace opacos frente a las miradas de los otros y nos da la oportunidad de escondernos. Por otro lado, siempre hablamos de que es muy importante ser naturales y trasparentes. Entonces, ¿qué es mejor?
En la era de la imagen, los jóvenes ofrecen imagen y son más sociales que nunca. Los adultos deberíamos concienciarnos de ello y empezar a tender puentes para ayudarles y enseñar cómo gestionar su marca personal, en vez de reprimir e intentar que vivan como nosotros cuando teníamos su edad y no existían los smartphones, las redes sociales y, evidentemente, también pensábamos/anhelábamos diferente.
Ahora nos toca adaptarnos a nosotros, los adultos. Aportar nuestro conocimiento offline a la nueva forma de ver la comunicación social y disfrutar de ella con la máxima seguridad y sentido común.