Después de un año de pandemia durante el que la situación nos ha llevado a muchos a deconstruirnos, decido tomar las riendas de mi vida laboral.
Decido arriesgar mi amada estabilidad económica para buscar el equilibrio entre mi trabajo y mi salud mental. Muevo ficha y pico a la puerta de empresas que creo que pueden sumarle a mi marca personal y empiezo a trabajar en varios equipos, con nuevos compañeros y nuevos proyectos.
Hasta aquí todo bien, excepto por esa pandemia y porque una semana después, yo solita, me meto en el lío de escribir para el blog de la empresa el 8 de marzo.
Desde entonces he estado pensando qué podía aportar yo un día en el que miles de mujeres infinitamente más preparadas que yo para hablar sobre feminismo, alzan su voz. Pero el feminismo se extiende por todos los rincones y todas vivimos con el peso del patriarcado cargado a nuestras espaldas, así que por el simple hecho de ser mujer, sintámonos libres para hablar sobre feminismo.
En parte me emociona ser yo, una mujer, la responsable de generar contenido un día como hoy, pero ser la voz de una marca o empresa esta fecha tan señalada en el calendario no es nada fácil, es más, nunca es fácil hablar sobre feminismo sin que ninguna parte implicada se sienta ofendida e iba a pedir disculpas de antemano por eso, pero precisamente de esto hemos venido a hablar, de la voz de las mujeres.
Nos han enseñado que nuestro personaje en esta historia habla bajito y permanece en un rincón de la escena mientras el personaje masculino habla alto y discute intensamente con otros hombres en amplias mesas de oficina.
Pero como dijo la activista y feminista afroamericana, Audre Lorde: “Tu silencio no te protegerá. Lo que se calla no existe” y nosotras y nuestra voz sí existimos así que deja de hablar bajito y válida tu voz porque llevamos demasiado tiempo callándonos por el simple hecho de sentirnos inseguras ante la voz masculina.
Cuando validamos nuestras emociones, nuestras ideas y nuestra voz, ya sea en casa o en la oficina, algo en nosotras se transforma y entonces empieza lo que llamamos empoderamiento y desde ahí el mundo entero va a querer escucharte.
Un importante altavoz para la voz de las mujeres son desde hace años las redes sociales, una herramienta de comunicación con un alcance inmensurable donde en muchísimas ocasiones esas voces que hablan bajito suben el volumen a sus historias y se convierten en protagonistas creando una fuerte comunidad con movimientos como #metoo o #womensuporttingwomen.
Hoy el feminismo toma las riendas de todas las redes sociales y la voz de las mujeres se expande rápidamente. Nadie quiere perder la oportunidad de viralizarse en un día como el de hoy, pero si tienes tu propia marca y también quieres estar presente en las redes sociales quizás esto pueda ayudarte:
Revisa con perspectiva feminista cuál será tu acción, no es obligatorio mostrar tu apoyo a la causa, si no tienes nada que decir, puedes quedarte al margen.
No utilices la repercusión de esta fecha para hacer promociones, ofertas, newsletters o vender productos exclusivos para mujeres, no se trata de convertir este día en otra jornada marcada por el consumismo.
Existe un importante movimiento contra la idea de “felicitar el día de la mujer” puesto que es considerado un día de lucha y no un día de celebración.
Da visibilidad al movimiento desde el apoyo con el objetivo de sumar a la transformación del sistema, puedes aprovechar para compartir contenido creado por otras mujeres a las que admiras o dar voz a las mujeres de tu equipo.
Y aunque debería de ser tarea diaria, también podemos aprovechar la fecha para revisar cuál es el papel de las mujeres en nuestra empresa, qué actitudes machistas, posiblemente normalizadas, podemos corregir, y qué cambios podemos adoptar para seguir en el camino de la igualdad de género.
La lucha continua, compañeras. Alcemos la voz y hagámonos oír.