[dropcaps]Existen estudios donde se demuestra que [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]las redes sociales pueden actuar como una droga en nuestro cerebro[/textmarker]. Recibir un mensaje en nuestro móvil puede provocar reacciones parecidas al consumo de ciertas sustancias adictivas o realizar actos que nos provocan placer, como podría ser comer, recibir dinero o tener sexo.[/dropcaps]
Debemos tener en cuenta que estudios recientes constatan que los usuarios de internet adultos pasan un [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]20%[/textmarker] en las redes sociales, mostrando en un [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]67%[/textmarker] miedo a perderse alguna cosa de nuestro círculo más cercano.
El uso de las redes sociales, así como los dispositivos móviles actuales, también están modificando nuestra capacidad de retención. La memoria también sale afectada debido a las nuevas tecnologías y a la facilidad para anotar y resolver cualquier dato o problema. Pero no siempre es así, según un estudio realizado en la UCLA con una muestra de población entre[textmarker color=»C24000″ type=»text color»] 55 y 76 años[/textmarker], demuestra cómo se puede mejorar la memoria introduciendo y enseñando el uso de las redes sociales e internet a la población de esta franja de edad. Si no se tienen conocimientos previos sobre esta nueva forma de comunicación, es una forma magnífica para ejercitar el cerebro de forma atractiva y amena.
En estos estudios también sale a la luz nuestro afán de protagonismo y egocentrismo. Hablar de nosotros mismos hace reaccionar la misma zona cerebral que cuando obtenemos una recompensa por un esfuerzo, una zona que no se ilumina cuando hablamos sobre otra persona.
Si los programas del corazón triunfan es por nuestras ganas de ver y comparar nuestras vidas con la de los demás. Imaginaros qué sucede cuando entramos en nuestros muros de Facebook y vemos que un [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]70%[/textmarker] de mensajes son logros y noticias positivas, nuestros problemas tienen un grado de autoaceptación mucho menor y minimiza nuestros minilogros diarios debido a la comparación de nuestros problemas con la de nuestros contactos, incluso afectando en un [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]50%[/textmarker] en nuestro estado de ánimo.
Actualmente pasamos [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]3,2h conectados[/textmarker], si reducimos a la mitad nos quedaríamos en 1h30minutos para realizar otras actividades offline, por ejemplo, hacer deporte y leer:
Si corremos 45 minutos diarios quemamos 500 calorías equivalentes a 28 brownies, 1,65Kg de albóndigas o 29 cubatas de ron semanales. Después del ejercicio una ducha relajante y para acabar nuestra jornada podemos leer durante 30 minutos diarios asegurando 3 horas y media de lectura semanal.
Las redes sociales son una gran herramienta de sociabilización personal y profesional que debemos saber utilizar.
[miscellaneous type=»superscript»]Fuentes: Universidad de Calgary, UCLA, fix.com[/miscellaneous]