[dropcaps]Viernes noche, tumbado en el sofá y abrí mi Twitter, puse mi lista “Actualidad” y descubrí que en París había pasado algo que empezaba a parecer grave. Puse la televisión y la programación seguía igual (Sálvame, películas, Hermano Mayor, Equipo de Investigación,…), entonces pensé que habría sido algo sin importancia y muy localizado. Seguí mirando mi TimeLine y poco a poco la magnitud de la tragedia aumentaba, las televisiones no parecían haberse enterado. Fue entonces cuando [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]decidí poner un canal de 24h de noticias y leer a los usuarios de Twitter[/textmarker].[/dropcaps]

Las redes sociales se han doctorado en el cuenta-historias de la actualidad. Twitter fue capaz de explicar lo que estaba sucediendo al momento, el presentador del programa informativo 24h también consultaba sus redes sociales para estar informado. Personas subiendo mensajes a Facebook desde dentro de la sala Bataclan, vídeos de las explosiones, testimonios reales,…y todo ello en un mismo canal mezclando realidad, opinión, periodistas y gente anónima. Buscando hashtags, listas, usuarios, periodistas, testimonios,… [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]yo decidía qué quería consultar[/textmarker].

 

Confirmé un pensamiento que tenía hace tiempo: la televisión, la radio y la prensa escrita actual no tienen sentido como medio de información, no tiene sentido que expliquen la actualidad. O, si más no, no debe ser su pilar. Deben centrarse en [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]volver a los orígenes del periodismo[/textmarker], a investigar la noticia, encontrar a los mejores profesionales y contar todo aquello que no se muestra en internet. Volver al periodista de vocación, aquél que vuelve a casa con su familia a las 12 de la noche, ve las luces de un campo de fútbol abiertas (que no debería) y preguntarse el por qué, ver una posible noticia e ir hacia ella. Otro ejemplo está en el programa de Rac1 “No ho sé” que evita el típico programa de tertulianos fijos o información pura y dura, se centra en dar información con los mejores profesionales del tema a tratar y ofrecer respuestas de peso a sus oyentes. Y por todo ello, [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]no hay universidad que te despierte una vocación. El periodismo se estudia, ser periodista no[/textmarker].

En #MarfiBlog siempre hablamos que debemos sumar en todo aquello que hacemos y obviar todo aquello que resta o te hace estar igual. Ayer la televisión no sumó y en algunos casos restó. [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]Leía las noticias en Twitter y al cabo de 2-3 minutos en la televisión[/textmarker]. Los periódicos del día siguiente no pueden explicar la noticia del día anterior.

Con ello se abre la pregunta [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]¿estamos educados para recibir tanta información?[/textmarker] Debemos ser conscientes que la inmediatez alimenta al bulo, a las medias verdades y la información no contrastada. Debemos aprender a poner lo que leemos en cuarentena y otorgar grados de credibilidad a las personas que nos informan. Y todo ello debe enseñarse en colegios, empresas y organizaciones públicas, ya vamos tarde. No hace ni 10 años que nos empezaron a dar un arma tan potente de comunicación y nadie nos explicó cómo se usaba. Ya va siendo hora que tomemos consciencia de qué significa tener un perfil en redes sociales, las consecuencias del contenido que decidimos subir y la asimilación de todo aquello que leemos.

Otra novedad fue Facebook que también reaccionó a gran velocidad abriendo un servicio para que los habitantes de París confirmaran que estaban bien. De esta forma, cualquier persona de todo el mundo que tuviera conocidos en París sabía al momento la situación de sus amigos.

 

Un famoso anuncio decía que “la potencia sin control no sirve de nada” y actualmente tenemos una herramienta muy potente entre las manos. Y no es que no sirva para nada si no la controlamos, es que puede hacernos daño.