En los últimos años las revoluciones tecnológicas se pisan unas a otras y crecen y cambian de forma frenética, haciendo que lo que fue tendencia hace uno o dos años, resulte obsoleto y prehistórico a día de hoy.

Si en 2018  era el videomarketing lo que lo petaba, este año (y desde hace ya un tiempo), vienen pisando fuerte los asistentes de voz. Lo que parecía un lujo futurista, hoy en día parece estar al alcance de todos gracias a los avances de la inteligencia artificial y a la alta competencia que hay entre empresas. Su configuración es sencilla y pueden desarrollar múltiples tareas desde las más básicas como llamar por ti, desde contestar a preguntas, poner música, encender o apagar luces, contar chistes… el límite está probablemente en tu imaginación y, también está, en la configuración de dichos asistentes.

Siri fue el primer asistente virtual en aparecer en un smartphone con el lanzamiento del iPhone 4s en el año 2011. Y fue a principios de 2018 cuando este mismo se trasladó al mundo de los altavoces inteligentes con el HomePod. Poco después llegaría Google Now (o Google Assistant) de Android, también compatible con Apple pero con funciones más limitadas.

A partir de ahí, y viendo el éxito y las posibilidades de la inteligencia artificial y los asistentes de voz, nacieron Alexa y “Hey Google” (el primero perteneciente al monstruo Amazon y el segundo evidentemente formando parte de Google Home). Podríamos seguir con una prácticamente interminable lista de asistentes para Samsung, IBM, Microsoft, Nuance, o incluso del propio Facebook que desapareció al poco tiempo, pues pareció no cuajar entre los usuarios.

Lo que está claro es que está hoy en día cada vez más presente en nuestras vidas, los números de ventas lo demuestran, pero nos preguntamos, ¿cuál es su futuro? Además de programar la configuración de la vivienda sin salir de la misma a través de sistemas domóticos, una realidad que ya se está llevando a cabo, lo que auguran muchos expertos en la materia es que puede llegar a cambiar la educación tal y como la conocemos, e incluso nuestra forma de relacionarnos. Sin ir más lejos, cada vez son más las personas que vía Whatsapp mandan notas de voz (las hay interminables, tipo podcast), y menos las que llaman.

Y es que la voz es nuestra forma natural de comunicarnos, así que, ¿porqué íbamos a cambiarla?