[dropcaps]En la comunicación online no hay tiempo ni espacio. Escribimos para realzar nuestra imagen o nuestras ideas y nos dejamos llevar por frases, imágenes o vídeos que consolidan aquello que pensamos o hacen elevar nuestro ego.[/dropcaps]

Para ello, nos movemos en la fina línea de la verdad o tropezamos y caemos en la red de la mentira, en ocasiones incluso sin red ni excusas que puedan frenar el #Zasca 2.0 o batacazo público.

Las patas del mentiroso online son aún más cortas que en el offline. Todo queda registrado y todo es comprobable. TODO antes o después se sabe.

Según un estudio de Jeff Hancock los seres humanos mentimos de promedio 1 o 2 veces al día. Usamos estas falsas afirmaciones para excusarnos e incluso mantener vínculos sociales. Somos seres humanos y la mentira viene intrínseca en nuestros actos, y solo nos diferencia la forma en que la usamos.

«Los seres humanos mentimos de promedio 1 o 2 veces al día.»

En la comunicación online no se debe mentir, pero si jugar con las palabras y las imágenes para ser más atractivos frente a nuestros lectores. El arte de hablar en redes sociales y formar una marca personal o de empresa radica en jugar con las expectativas, darse a conocer, exponer tus virtudes, vestir tu proyección de gala por encima de tu competidor y responder con garantías en el momento de ejecutar el servicio o vender un producto. El éxito y satisfacción del cliente, entre otras muchas variables, se consigue cuando acortas la diferencia entre expectativa creada y realidad.

Os recomiendo ver la charla TED que realizó Jeff Hancock en 2012 titulada “The Future of Lying” hablando sobre la mentira:

¿Quién no ha enviado un mensaje de texto diciendo «Estoy de camino» cuando no era cierto o dar un toque a la verdad en su perfil de redes sociales para encontrar pareja?

Pero Jeff Hancock no cree que el anonimato de Internet fomente la deshonestidad. De hecho, dice que la búsqueda y la permanencia de la información en línea puede incluso mantenernos honestos.