Le llaman Falacia del Nirvana o Falacia de la solución perfecta, y es la mejor manera de engañarse a uno mismo y a los que tienes delante.

Falacia, en latín, significa “engaño”. Nirvana viene de “enfriarse” o “apagarse” y en algunas filosofías es el punto base para llegar a la liberación y poder estar en paz con uno mismo en alma y cuerpo con aquello que les rodea.

La Falacia del Nirvana se construye desde la creencia que existe la solución lógica y perfecta para todo problema, añadiendo, de forma voluntaria o involuntaria, ítems irreales o idealizados si fuera necesario.

Lo cierto es que nos gusta perseguir utopías y algunas personas las aprovechan para presentar lo inalcanzable como posible a costa del idealismo de los demás.

Conocer o tener la verdad nos da tranquilidad y poder, hace que nuestro cerebro se relaje y entre en un modo donde nuestro Ser se siente cómodo, le agrada más que el desconocimiento e incertidumbre.

Pero, ¡la solución perfecta no existe e impide avanzar!

«Agitándonos para alcanzar lo mejor, maleamos a menudo lo bueno», duque de Albany en el Rey Lear (William Shakespeare)

El exceso de perfeccionismo conlleva además un desgaste de recursos y energía que podríamos invertir en ser más eficientes. Más vale lograr una solución buena, imperfecta y real.

No olvidemos el principio de Pareto:  80% de los resultados se obtienen con el 20% del esfuerzo. En muchas ocasiones, la búsqueda de la perfección mata al profesional.

“Lo mejor es enemigo de lo bueno”, Voltaire

Cuando tu objetivo es la perfección descartas alternativas quizás no mejores pero si más reales y también plausibles. Podemos quedar en una parálisis de resultados.

No caigas en la Falacia del Nirvana tampoco para demostrar una solución perfecta que no existe, no mientas y trabaja el pensamiento autocrítico para tampoco engañarte a ti mismo.