[dropcaps]Empecemos por el principio, [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]¿qué es un algoritmo?[/textmarker][/dropcaps]

 

Algoritmo: 1. m. Conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema.

Es decir, en internet estas operaciones son utilizadas por los buscadores, redes sociales, motores de reserva,… para [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]ofrecer la mejor respuesta posible a una pregunta realizada por un usuario[/textmarker]. Un ejemplo práctico sería cualquier búsqueda en Google. Escribes una pregunta en su buscador y él mueve todas las variables para enseñarte la mejor opción en los primeros puestos. A medida que vamos bajando y pasando de páginas, en teoría, las búsquedas se deberían hacer menos relevantes para ti.

Gracias a los algoritmos la calidad en los contenidos y servicios on y offline se colocan en la primera prioridad de las empresas.

El algoritmo de Google es el más conocido y nos obliga a seguir unas normas SEO para posicionarnos dentro de las primeras posiciones en  su buscador, pero también Facebook aumenta el ratio de visualización cuantas más interacción tengas con tus seguidores (menciones, me gustas,…) o más reproducciones tengan tus vídeos. Pero no está sola, cada vez son más las redes sociales que se apuntan a la moda de enseñar contenido mediante relevancia o algoritmo, primero fue Twitter en seguir los pasos de Facebook y ahora es Instagram.

Por este motivo, gracias a los algoritmos de relevancia [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]estamos obligados a gustar a nuestros seguidores[/textmarker] para que sean ellos mediante su insistencia en consultarnos los que nos posicionen en los primeros puestos de Google, Facebook, Twitter o Instagram. Cuantas más veces interaccionen con nosotros, nos compartan, les guste lo que subimos a la red o más gente nos siga mejor visibilidad tendremos.

¿Cómo gustamos a potenciales y actuales seguidores?

Si queremos gustar, debemos tener una idea básica grabada a fuego: [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]“escribimos para ser leídos por aquellos potenciales lectores que nosotros queremos tener”[/textmarker]. Es decir, si somos una corredoría de seguros, no podemos utilizar lenguaje técnico para sobresalir entre nuestros colegas de profesión y demostrar que sabemos más que nadie, nuestra función en la red es hablar para futuros asegurados (=personas que seguramente no sepan quién es el tomador o quién es la prima). Hablar sobre curiosidades del mundo de los seguros, trucos para tener el mejor contrato, cláusulas que seguro ellos no conocen, consejos para tener una vida más segura,… TODO aquello que pueda levantar el interés de nuestros amigos en la red, no de nuestra competencia.

Pero los algoritmos no sólo afectan al mundo online, también nos afectan en el mundo offline. Un mal servicio o un trato descortés puede provocar reacciones negativas en la red, ahora el poder de la viralidad lo tienen nuestros consumidores, por este motivo debemos gestionar las expectativas on-offline para garantizar este binomio ganador dentro de las miles de variables de los diversos algoritmos existentes.

¿Hacia dónde tienden los algoritmos?

Estas operaciones quieren garantizar la mayor humanización posible de los buscadores actuales y encontrar el mejor resultado a una pregunta. Ofrecerte recomendación tal y como lo haría un amigo tuyo en la vida offline.

Por este motivo, actualmente estamos obligados a ofrecer contenidos frescos, actuales y atractivos para los usuarios y tendemos a un sistema de recomendaciones que las opiniones positivas y seguimiento de tus amigos afectarán en tus futuras búsquedas.

En conclusión, olvídate de buscar trucos mágicos para salir el primero en los buscadores, cuida tu contenido, piensa a medio plazo y SIEMPRE publica para aquellos potenciales clientes que quieres que te lean.