Parar, reflexionar, hacerte preguntas incómodas y responder con sinceridad es la clave para hacer las cosas bien. Eso sí, si te haces una pregunta, debes estar preparado para escuchar la respuesta y actuar.
La primera pregunta importante que debes hacerte para gestionar un perfil social es: ¿por qué debo seguirme?
Una pregunta sencilla que seguro que muchos de vosotros no os habéis hecho nunca. Al responderla, nos daremos cuenta de que no siempre conocemos nuestro público objetivo o si publicamos para nosotros mismos o para nuestro potencial seguidor.
Pero la rutina de la publicación nos puede arrastrar a hablar solo de nosotros.
Un ejercicio muy saludable es tratar de intentar ver con ojo crítico nuestro TimeLine o Muro e intentar hacernos una idea desde 0 de nuestra primera impresión, ¿Nos caemos bien? ¿Aportamos contenido de calidad y original a la comunidad?
Grábate en la mente los valores y objetivos que quieres transmitir o conseguir y haz que cada una de las imágenes emane la esencia.
No hables constantemente del típico quiénes somos, qué hacemos, dónde estamos y por qué somos mejores que el resto… es un error.
No tengas miedo a posturear. El postureo es bueno. Obligatorio. Pero el postureo no debe ser el cuore de tu perfil.
Habla con tu público, si te siguen es que quieren saber de ti. Los directos y los vídeos en stories de las diferentes redes sociales son una gran herramienta de engagement si las usas con moderación y sentido común.
Pero no te siguen como canal de teletienda, te siguen por lo que eres. No te pases hablando de tu producto o servicio, quieren seguir a una persona normal… no a un charlatán.
En conclusión, las redes sociales no son los álbumes de fotos familiares o un diario personal, publicamos para los demás favoreciendo nuestra marca personal. No existe la intimidad, solo la eximidad.