El pasado 10 de octubre fue el día mundial de la salud mental y una vez más los medios de comunicación y las redes sociales se llenaron de noticias al respecto.
Este año, y aprovechando la fecha, el gobierno español anunció un plan de acción para mejorar la atención a la salud mental, visibilizando de este modo uno de los problemas más graves de la sanidad pública. Entre otros muchos datos que se pusieron sobre la mesa e hicieron saltar todas las alarmas se destaca que: 1 de cada 10 adolescentes tiene un trastorno diagnosticado, un 5,8% de la población sufre ansiedad y que actualmente el suicidio es la primera causa de muerte no natural en España.
Esta noticia corrió como la espuma en las redes sociales y se celebraba, pero a su vez se definía el plan como un primer paso insuficiente para paliar las carencias del sistema. Durante el anuncio Pedro Sánchez hizo hincapié en el peligro de las conductas adictivas entre los jóvenes destacando entre ellas el uso de las tecnologías y la comunicación.
La crisis sanitaria ha incrementado notablemente los trastornos psíquicos, pero anteriormente ya se señalaban las redes sociales como un importante riesgo para la salud mental, principalmente entre los usuarios de menor edad (entre 14 y 25 años), poniendo en el punto de mira Facebook, Twitter y sobre todo Instagram.
En 2017 la Royal Society of Public Health y la Universidad de Cambridge publicaban un estudio en el que decían que “Los jóvenes que pasan más de dos horas al día en redes sociales son más propensos a sufrir problemas de salud mental, sobre todo síntomas de ansiedad y depresión”. Hace menos de un mes, The Wall Street Journal reveló documentación interna de Facebook en la que mostraba que Instagram provocaba problemas de salud mental que los ejecutivos de la empresa decidieron ignorar. En una de sus encuestas el 32% de chicas adolescentes dijeron que cuando se sentían mal con sus cuerpos, Instagram las hacía sentir peor.
¿De qué manera las redes sociales afectan a la salud mental?
Hoy en día vivimos conectados las 24 h del día, las redes sociales se han convertido en una fuente inagotable de entretenimiento a la vez que nos permiten mantenernos informados, comunicarnos o mostrar lo que somos o hacemos a todo el mundo (literalmente), pero en exceso todo tiene su cara oscura.
Son varios los factores a tener en cuenta cuando relacionamos redes sociales y salud mental; adicción, idealización, envidia, ciberbullying, substitución de la interacción social… pero todos están enlazados entre ellos y terminan por ser la causa de una relación tóxica con las redes sociales.
La inmersión absoluta en las redes sociales y el consumo constante de imágenes y vídeos en las que millones de usuarios se esfuerzan por mostrar la imagen perfecta, puede provocar en otros sentimientos de frustración que les conducirán a cuestionarse si su vida es lo suficientemente atractiva.
No solo es peligroso para los usuarios consumidores, sino que también puede serlo para los usuarios creadores de contenido que pueden desarrollar problemas de autoexigencia y presión social.
¿Por qué se considera Instagram la peor red para la salud mental en adolescentes?
Si tuviéramos que atribuirle a Instagram un pecado capital este sería la envidia. No es de extrañar que sea valorada como la más negativa para la salud mental y es que también es la más visual. La gente añade filtros y edita sus imágenes para que se vean perfectas, es la plataforma que más distorsiona la realidad.
No es solo eso, sino que el objetivo de esta red social es conseguir likes y nuevos seguidores, intentando conquistar el algoritmo, cada nueva publicación subida a Instagram será valorada por LIKES y con esos likes no solo se va a valorar la fotografía o vídeo sino a toda tu persona.
“A diferencia de otras redes sociales en las que se discuten más variedad de temas, Instagram es la red social más ególatra (…) Los likes en Instagram van en vena directos al Ego” dice Marc Corés, profesor del Departamento de Marketing de Esade, “Engancha porque al que ve la fotografía le genera un espacio de mirón al que uno normalmente no tiene acceso”.
Fuente: #StatusofMind, Social media and young people’s mental health
Las redes sociales también juegan un papel fundamental para prevenir trastornos de salud mental.
Incontables influencers compartieron contenido relacionado con la salud mental el pasado 10 de octubre y alzaron la voz frente al tabú social. Por suerte cada vez son más los usuarios que se animan a mostrarse vulnerables y, aunque sea imposible igualar la cantidad de contenido que se genera idealizando la realidad, hacen un importante trabajo para visibilizar la salud mental generando contenido y creando nuevas comunidades relacionadas con la salud mental, con contenido gratuito para todos los usuarios.
Las plataformas también están empezando a responsabilizarse de todo lo que está en sus herramientas para la prevención, pero lo más importante es la educación por un uso saludable de las redes sociales, no perderse en ellas y ser consciente de que no todo lo que se ve en las redes sociales es verdad ni es la única realidad que existe.
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