Vivimos en una revolución digital absoluta. Sin darnos cuenta hubo un día que dejamos de despertarnos con el despertado habitual y pasamos a usar la alarma del móvil. No sabríamos ...
Esta semana he tenido la ocasión de vivir una experiencia bastante impresionante. Se trata de cenar en un restaurante a ciegas. Y para que ello sea totalmente factible te obligan a dejar ciertas pertenencias en una taquilla antes de entrar. Y entre ellas el teléfono móvil. Una de las cosas que más nos sorprendió durante la cena fue las veces que echamos de menos el Smartphone. Y no porque tuviéramos dependencia de mensajes o llamadas. Sino por aspectos prácticos. Nos hemos acostumbrado a que nuestro aparatito no solo se limite a la comunicación sino también a hacernos la vida más práctica.