[dropcaps]Desde pequeños nos enseñan que en una buena comunicación debe haber [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]un emisor, un receptor y un mensaje[/textmarker]. Y de lo que se trata es de que el emisor envíe ese mensaje al receptor. Y para intentar lograr que esto suceda con éxito existen miles y miles de teorías, de complicaciones, de complejidades… Y es cierto que muchas veces la comunicación es complicada. El mensaje codificado o poco claro, el receptor poco dispuesto, el emisor difuso…[/dropcaps]
Pero siempre hay esas [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]pequeñas excepciones[/textmarker] que hacen del mundo de la comunicación un mundo maravilloso. Y la encontramos en los niños, con su inocencia, su limpieza, sin maldad, sin dobles intenciones, yendo de cara.
Hoy os dejamos un vídeo en el que emisor y receptor se intercambian un mensaje tan [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]complejo y complicado[/textmarker] de entender para un adulto, como[textmarker color=»C24000″ type=»text color»] simple y llano[/textmarker] para estos niños. Seguro que te arrancamos una sonrisa de admiración por hacer fácil aquello que nosotros nos complicamos tanto.