Estos últimos años nos llenamos la boca de salud mental, pero seguimos considerando la violencia solo cuando hay golpe o sangre.
La imagen que pasará a la historia de los Oscars será, sin duda, Will golpeando a mano abierta a Chris. Pero… donde queda el golpe verbal que Chris Rock propino a Jade Pinkett.
En mi opinión: todos mal, todos pierden. Punto. La violencia, de ningún tipo, debería estar tolerada.
Pero más allá de la imagen en sí, dejarme que me meta en un berenjenal.
El manotazo de Will Smith a Chris Rock estuvo mal, muy mal, cruzó una línea que nuca debería haber rebasado. Estamos todos de acuerdo.
Pero ¿qué pasa con el humor?, ¿tiene límites?
El humor SÍ tiene límites, porque también puede herir. El uso del humor no puede ser un escudo para decir lo que quieras con más o menos ingenio, porque de ser así… dejarme ser sincero y decir TODO lo que pienso de ti, aunque no me lo hayas preguntado y sea desagradable. Porque hacer un monólogo para que el mundo se ría ridiculizando a alguien con algo que sabes que le duele… eso es egoísmo.
Detrás de un actor, una carnicera, una futbolista, un presentador, un mecánico o una cantante siempre hay un ser humano que siente y padece, por muchos millones que tenga en el banco o por mucha exposición que tenga a las masas.
Quizás perdemos el respeto con demasiada facilidad y trivializamos situaciones porque salen detrás de una pantalla de la televisión o de nuestro móvil, por ejemplo, en redes sociales. Parece que un simple cristal nos aleja de ser humanos empáticos.
También es cierto, que todo en la televisión se nos presenta en formato de entretenimiento, ya sea la guerra en Ucrania, Los Oscars o Sálvame: contenido picadito y variado, música entre actos o noticias, un presentador con discurso cercano, imágenes visuales que despiertan sentimientos, anuncios de productos de consumo entre bloques y un espectador sentado cómodamente en su sofá. Así es difícil tomarse las cosas en serio.