El otro día estaba en Madrid de viaje de trabajo y me acerqué a un bar a ver un partido de Champions del Atlético de Madrid, que goleó por cierto. Y me fijé en la gente, muchos de ellos jóvenes (el tipo de bar invitaba a ello), y cómo consumían el partido.

Lo hacían, lógicamente, con la doble pantalla. Es decir, la grande del bar con el partido y el móvil constantemente en la mano. Chat con los amigos, vistazo a Instagram, a ver qué hacen los otros partidos, cómo está la clasificación… ¡Y consulta al Fantasy!

El Fantasy es una liga que haces con tus amigos en el que cada uno ficha a jugadores de distintos equipos y puntúan según su rendimiento de cada jornada. Hay la versión LaLiga y también la de la Champions. Una evolución de la Liga Fantástica de Marca, analógica, con todo lo que ello supone, que igual los más viejos del lugar recordarán. Uno de los alicientes del Fantasy actual son los “clausurazos”, en los que un jugador puede pagar la cláusula y “robarle” un futbolista en cualquier momento a otro jugador.

Otra escena. Comida familiar de domingo en casa de mi madre. En la sobremesa, mi sobrino de 27 años se pone a ver desde el móvil un Rayo Vallecano – Sevilla. Y le pregunto que por qué está mirando este partido, ya que no es de ninguno de los dos equipos. Y me dice que tiene a tres jugadores del Fantasy.

¿Y dónde voy a parar con todo esto? Primero que los hábitos han cambiado. El fútbol es un negocio tan enorme que mueve tantas cosas, que la gente ya lo consume desde muchos puntos de vista, desde prácticas diferentes, todas compatibles. Sin olvidarse de lo básico, el resultado, los títulos, los goles, pero haciendo interesarte por partidos más allá de tu equipo.

Y ese consumo paralelo al tradicional, tiene un elemento común: la gamificación. El elemento competitivo. En este caso, además, con la bonita redundancia de la competición dentro de la competición. En un mundo en el que todo está inventado, todavía se le puede dar una vuelta de tuerca más a todo. Seguro.

Piensa en tu negocio, tu público, tu audiencia, ¿cómo puedes extramotivarles? ¿Cómo puedes gamificarlos? Porque es una de las maneras más interesantes y efectivas para lograr fidelización, hacer marca y llegar con las emociones a tus potenciales y actuales clientes.