Una de las frases que más me gusta, y repito cada vez que tengo ocasión, es una del humorista Ignatius Farray:

“La risa es el camino más corto entre dos personas”

Y lo es.
No une más una mueca compartida que muchos años de relación forzada. Esa media sonrisa cómplice, esa carcajada inesperada entre desconocidos, tiene algo mágico. Es el clic. Ese chispazo que lo cambia todo. Que abre puertas, que baja defensas, que allana el camino.

Y no es solo poesía: es ciencia. Un estudio publicado en Psychological Science demostró que las personas que comparten una risa sincera crean vínculos emocionales más rápidos y profundos que aquellas que mantienen conversaciones serias o neutras. La risa activa regiones del cerebro vinculadas con el placer, la confianza y la conexión social. En otras palabras: reímos, luego confiamos.

En comunicación y marketing, buscamos constantemente ese clic. Ese instante preciso en el que conseguimos captar la atención de nuestro público. Y ojo, que eso ya es difícil. Pero lo verdaderamente complejo viene después: mantener esa atención. Generar conexión. Provocar emociones. Hacer que nos recuerden, que nos elijan, que nos comprendan.

En ese punto, la risa y la sonrisa son herramientas poderosísimas. Porque una sonrisa no es solo una expresión facial: es un mensaje. Un mensaje que dice “puedes confiar”, “te entiendo”, “estamos en la misma onda”. Y ese mensaje cala mucho más profundo que cualquier eslogan milimetrado o diseño perfectamente ejecutado.

Es, de hecho, lo que intento hacer, a mi manera, al final de cada episodio de Caviar Online, cuando cierro con uno de esos chistes cortos (algunos dicen que malos… y quizás tengan razón). No están ahí solo para hacer reír: están para conectar, para relajar, para acabar con una sonrisa. Porque si conseguimos que alguien termine el episodio con buen sabor de boca, ya tenemos algo ganado. Ya hemos creado un vínculo.

Las emociones son el mejor conector que existe.
Y la sonrisa, el cemento de cualquier relación duradera.

¿Estamos utilizando el humor suficiente en nuestras campañas? ¿Y en nuestras marcas personales? ¿O seguimos pensando que para ser profesionales tenemos que ser serios?

Quizá va siendo hora de recordarlo:
No hay conexión sin emoción. Y no hay emoción más universal que la risa.

🔈 Bonus track: Si quieres comprobar cómo una sonrisa puede cerrar un buen contenido, aquí tienes dos episodios especial de Caviar Online que publicamos hace ya unos años donde recopilamos más de 150 chistes… ahora ya tenemos muchos más: