[dropcaps]Todos los marketeros y diseñadores que una vez u otra les toca lidiar con el packaging de un producto tienen un mismo problema: [textmarker color=»C24000″ type=»text color»]el código de barras[/textmarker]. Un espacio que solamente sirve para facilitar la trazabilidad del producto y no aporta valor. Y cada centímetro es oro cuando tienes que comunicar mejor que tu competencia.[/dropcaps]

[textmarker color=»C24000″ type=»text color»]¡Pero por fin esto va a cambiar![/textmarker]

 

Ahora con cualquier aplicación móvil que sirva para leer códigos QR podemos también escanear el código de barras y conseguir información sobre el producto. Así como los ingredientes, el valor nutricional, información complementaria al producto (modo de preparación, características especiales,…), datos de contacto y un apartado de valoración del cliente (muy mejorable).

Si los promotores de la idea lo trabajan adecuadamente puede ser el empujón que necesitan las aplicaciones lectoras de códigos QR. Convertir un elemento obligatorio en un punto de valor añadido para los distribuidores y para el cliente.

Os imagináis poder encontrar en todos los productos información sobre alergias, intolerancias, el último spot televisivo, recetas, modo correcto de utilización, mail de contacto, puntos más cercanos de venta, datos sobre su fabricación, etc. Un sinfín de datos que pueden aportar valor y capacidad de decisión para los compradores de forma muy fácil.

Como nos comentaba Nestor Sard en el artículo del pasado lunes sobre Google, la marca de un producto es mucho más que una simple imagen. Un logotipo llega al consumidor cargado de miles de imputs que las comercializadoras se encargan de hacer llegar a las personas que tienen que comprar o consumir el producto. Por este motivo los diseñadores y los marketinianos se las ingenian para comunicar el máximo de información con el mínimo posible.

Podríamos concluir diciendo que el engagment de los consumidores con nuestra marca viene condicionada por el sentimiento del diseño y la información que hagamos llegar a nuestros compradores. Una información que debe estar a disposición de quién la quiera leer, pero nunca debemos imponer.