Si en la vida real nos cuesta escuchar activamente, sin utilizar la respuesta de tu interlocutor como hilo para seguir con tu monólogo sin que se note que solo te importa tu propia historia, imagínate en redes sociales.
Súmale, además, nuestra necesidad intrínseca de manifestar nuestras opiniones radicales de alguna manera, offline queda feo, pero online… se diluye un poco y decir las cosas de usuario a usuario no queda tan agresivo que hacerlo de cara a cara.
Las redes sociales actuales tienden a convertirse en plataformas de seguimiento donde colgamos contenido útil, para ti mismo, para pocas personas o para muchas, sin embargo, en pocos casos sirve como red social para compartir y charlar. Uno pone su opinión y otro pone la suya, como en un tablón de anuncios.
Que no menciono que eso sea malo, todo lo contrario, soy un gran defensor de las redes sociales y de todo su potencial. No obstante, debemos saber con qué cartas contamos en el juego de la comunicación.
Como solo tenemos un espacio determinado para escribir o publicar, los argumentos sobran y las frases contundentes triunfan. Los titulares que encierran opiniones extremas – Sí o No, a favor o en contra, blanco o negro – se abren paso y silencian la opinión que fomenta el intercambio de pensamientos. La radicalización es una manera más de cortar la libertad de expresión de las personas que les gustaría opinar desde el respeto y el diálogo.
Si a las redes sociales las hemos convertido en un tablón de contenido, entonces debemos crear una nueva plataforma para conectar y sociabilizar.
El Metaverso puede ser un buen lugar para encontrarnos con avatares personales y tener una vida social paralela, con sus virtudes y peligros, como en todo. Deberemos aprender, pero únicamente el formato porque el resto… tiene pinta que se parecerá al mundo offline, y a eso todos sabemos jugar.