Una grata sorpresa encontrar el origen etimológico de la palabra carácter:
Préstamo (s. XIII) del latín character, characteris ‘hierro de marcar ganado’.
En Griego llamaban kharaktein al acto de imprimir una marca con un hierro candente en el ganado.
Cicerón le dio, además, el sentido de ‘estilo literario’, ‘modo de composición’, y los gramáticos Servio y Diomedes la usaron para denotar ‘la forma de un poema’.
Porque esto es lo que necesita una marca para destacar: CARÁCTER.
Una señal única y grabada a fuego, mucho más allá de un logo o un claim, para ser reconocida por aquello que la distingue frente a las demás.
Un estilo, una manera de ser, de reaccionar, de relacionarse o de afrontar los retos y los premios. Todo cuenta para transmitir con veracidad. Una marca se construye con esfuerzo, tiempo y trabajo.
¿Tu marca tiene un carácter fuerte?
Debes mantener una autoestima alta y un fuerte sentido de quién eres profesionalmente y lo que quieres en la vida. Esta posición robusta te reportará más seguridad, felicidad y mejores resultados probablemente.
Tener carácter de marca también es saber tus limitaciones, por donde no debes pasar, aquello que debes delegar y con qué recursos debes compensar tus carencias. Tan importante es ser bueno como saber suplir tus debilidades, que todos las tenemos, pero a unos se les nota más que a otros.
Si vamos más allá, vemos como en la biología el carácter son aquellos aspectos heredables que diferencian a los seres vivos; en informática son fragmentos de información; en la escritura son símbolos que representan cada uno de los caracteres de un lenguaje natural; o en la música es la propiedad por medio de la cual se manifiestan los sentimientos en la música.
Parar y pensar en tu marca, en tu signo distintivo, crear tu propia yerra personal/profesional. Debemos ser conscientes de quiénes somos más allá del logo, nuestra esencia, nuestra marca, nuestro carácter.