Una de las principales divisiones entre las empresas es saber si nuestro producto o servicio lo dirigimos a usuarios directamente o a empresas. De ahí nace la diferenciación entre B2B o B2C.

B2B: acrónimo inglés que significa Business to Business. Es decir, empresas que trabajan para empresas.

B2C: acrónimo inglés que significa Business to Consumer. Es decir, empresas que trabajan para el consumidor final.

Y a partir de aquí podremos leer un montón de consejos, recomendaciones y estrategias para llegar mejor a nuestro objetivo. Evidentemente no es lo mismo una empresa como Coca Cola que vende directamente a la persona que quiere beber el refresco que una empresa que vende piezas para que Audi pueda hacer los tableros de sus coches.

Pero paralelamente a todo esto, hay un punto que debemos tener en cuenta y tienen en común los dos tipos de negocio. Un elemento que hay que priorizar por encima de ellos y que será clave para el buen funcionamiento posterior de cualquier estrategia. Me refiero al P2P.

P2P: acrónimo inglés que significa Person to Person. Personas para personas.

Porque en el fondo esa es la clave de todo: somos personas tratando con personas. Las marcas, los logotipos, las empresas no venden. Lo hacen las personas. Los que negocian, los que comercian, los que se entienden son personas.

Debemos tener ese punto de empatía, de personalidad, de generar confianza que solo podemos hacer si vemos a la otra parte también como personas. Que tienen su vida, sus problemas, sus ideas, sus responsabilidades. Si prestamos atención al hecho que cualquier negocio tiene una parte humana, tendremos mucho ganado.

Por lo tanto, antes de plantearte cómo será tu estrategia, piensa que tratarás con personas y qué querrán ser tratadas como tales. Prioriza el P2P antes que el B2B o el B2C.